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Oposición ADIF - Una gran Oportunidad

Después de cuatro años en UK, llegó ese día en el que te das cuenta que cada día que pasa va a ser más difícil que dejes aquel país para volver a España. ¿Por qué? Porque sabes que España nunca podrá ofrecerte un puesto de trabajo comparable a lo que tienes allí (¿o sí?). Buenas condiciones laborales, salario, progresión, formación, ascensos, bonus, flexibilidad, buen horario, sentirse valorado… eran solo algunas de las cosas que hacían casi imposible plantearse dejar aquella vida. 

Sin embargo, a nivel personal cada día me pesaba más el estar lejos de mi familia, de mis amigos y sobre todo de un estilo de vida más cálido y alegre. Un día, mientras tomaba una “cuppa” en la kitchen de la oficina conocí a una chica española que me contó que un conocido se había vuelto a España para opositar a ADIF

Durante ese día y el resto de la semana no dejé de pensar en cómo sería volver a la ciudad de la Alhambra con un trabajo así. Y si yo también pudiera conseguirlo, y si pudiera tener un gran trabajo con buenas condiciones. Y si además pudiera ser cerca de los míos y del lugar dónde crecí. Ya lo había descartado, pero… esa idea de la oposición de ADIF hizo clic en mi cabeza y unos días después, lo decidí. 

Conteniendo el aliento y esperando no estar tomando la peor decisión de mi vida… decidí volver a la casilla de salida. Al menos volvía con premio, mi chica, que también regresaba conmigo.

Cuatro meses después, una mañana de noviembre del 2019, estábamos los dos en el Campus de Somoságuas enfrentándonos por primera vez a la oposición de ADIF, y aunque apenas tuvimos tiempo de estudiar, ahí estábamos, luchando por un objetivo, ¿complicado?, sí, pero real. Aprobamos y quedamos a mitad de lista pero no conseguimos plaza. ¿Fracaso?, fracaso hubiera sido no volver a intentarlo.

Un año después en el mismo Campus, los dos de nuevo, esta vez con más horas de estudio, nos enfrentábamos al reto del siglo: tenía una probabilidad de menos del 1% de sacar plaza (en total 2 plazas para cientos de personas). Sí, conseguí una de las dos plazas. Pero aún mejor, mi chica también. ¿Triunfo?, tampoco. Simplemente trabajo, mucho trabajo y mucha ilusión. El día del examen fue todo un ritual: lista de música preparada para la ocasión, taxi reservado dos días antes, tila, moneda de la suerte, barritas energéticas, y un largo etc. 

Recuerdo sentarme en el auditorio repleto de gente y pensar: “una plaza ya es mía, la otra para los demás“. Y es que la mente tiene un poder increíble. Por eso mentalizarse, creer, ilusionarse, soñar… tienen un poder descomunal que juegan un papel fundamental en momentos así de nuestra vida. Ahora, quiero ayudar a futuros compañeros que como yo en su día, dudaban y no sabían cómo prepararse esta oposición. 

Éste es sólo un pequeño resumen de mi historia, pero si parte de ella te resulta familiar y quieres unirte a esta aventura, solo te pediré algo: ven con ilusión y convicción. Te aseguro que la fórmula no falla. Bueno sí, habrá que echar algunas horas de estudio, pero con las que nosotros te ahorraremos, créeme, la recompensa merecerá la pena.

Si te apetece saber un poco más de esta historia o necesitas ayuda en tu caso particular, no dudes en escribirnos. También puedes descargar la guía de la oposición con toda la información que necesitas saber.